No sé cuántas veces he recurrido a la película Sunset Boulevard. Su director y coguionista, Billy Wilder, tuvo la audacia de colocar de narrador a un muerto, al escritor y amante de Norma Desmond (Gloria Swanson). Joe Gillis ( William Holden) parece flotando en la piscina y allí empieza a narrar la película.
Es útil verse muerto y narrar tu vida como muerto. Al estilo de lo que nos enseña el “Camino del Samurai”. De esta manera las excesivas emociones no alteran el pulso para que el bisturí del lenguaje vaya diseccionando lo que percibimos de la realidad y que, de estar vivos, hubiéramos confundido con la realidad misma.
Nic Pizzolatto arranca así “Galveston”:
Un médico me fotografió los pulmones. Estaban repletos de copos de nieve.
Al salir de la consulta me pareció que todas las personas en la sala de espera se alegraban de no ser yo. Ciertas cosas se notan en la cara de la gente.